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Cuando nos aburrimos surgen multitud de ideas para evitar la monotonía, creamos nuevos mundos, proyectos, universos paralelos, aparece la curiosidad, la imaginación… Y no hay persona más creativa que un niño o una niña aburriéndose.
Alba Alonso Feijoo, educadora vocacional, docente en la escuela pública y doctoranda en la Universidad de Vigo. Es propulsora de la iniciativa RealKiddys que cree en una infancia creativa, donde la mente activa es la protagonista y el valor lúdico es innato.
La escuela es clave en este proceso, pero también hay muchos detalles con los que podemos contribuir desde el entorno familiar:
Las comidas:
En casa: ¿y si de vez en cuando les dejamos escoger menú? Al llegar a cierta edad podríamos incluso ir dejándoles participar. Deberán investigar, preguntar, comprar, hacer… Fuera de casa: olvidémonos del menú infantil, normal que no quieran comer si solo tienen espaguetis, pizza o nuggets como opciones.
El cuento para dormir:
Un día a la semana podríamos pedirles que cambiaran la historia: que introdujesen algún personaje nuevo, que pusiesen otro final, incluso que creasen una historia nueva a partir de tres o cuatro palabras que les demos al azar.El rincón de los proyectos:
En cualquier hogar existen cosas por hacer y mejorar. Una idea fantástica es conseguir algún espacio en el mismo, para buscar soluciones a esos pequeños detalles. Por ejemplo, si alguien se da cuenta de que todos los días tropezamos con el felpudo de la entrada, ese será el reto.
A continuación todos los miembros de la familia, en diferentes momentos y días, irán poniendo posibles soluciones a través de post-its. Los más pequeños tienen una capacidad asombrosa de ver luz donde nosotros no podemos, nos sorprenderán.La paga:
Dar una cantidad de dinero asignada cada semana no fomenta ni la creatividad, ni la cultura del esfuerzo; ganárselo sí. Pequeños trabajillos que encuentren para hacer por casa les proporcionará una paga realmente “merecida” y valorada.Tarde en familia:
Que de vez en cuando organicen el plan del domingo. Un niño de 7 años tendrá que escoger sitio, horario, y actividad. Una chica de 13 podrá buscar en internet, marcar una ruta, reservar en un restaurante, planear una actividad…Estos son solo algunos ejemplos de cómo sí podemos participar fomentando esa creatividad desde la familia. No responsabilices solamente a la escuela o al entorno, y pregúntate primero si has puesto de tu parte en esa labor tan importante. Una infancia creativa es una infancia feliz, porque buscará las herramientas necesarias para conseguir aquello que desee.
FUENTE: Artículo completo en Educación 3.0
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